Exoneramos 42.051,28 € a un trabajador que perdió su empleo tras 25 años en la misma empresa

Carlos Medina dedicó más de dos décadas a la misma empresa, donde trabajó durante 25 años hasta que fue despedido durante un proceso de reestructuración. Tras el despido, subsistió inicialmente con la indemnización percibida y comenzó a recurrir a préstamos para cubrir gastos esenciales.

A esta situación se sumó un fuerte impacto emocional y económico derivado del fallecimiento de su esposa, con quien compartía las cargas familiares. Tuvo que asumir por completo los gastos de manutención y educación de sus tres hijos menores de edad.

Sin empleo y con una economía familiar muy debilitada, solicitó nuevos créditos para seguir afrontando los gastos mensuales. Finalmente, en 2024 accedió a una prestación por desempleo de 1.225 € mensuales, insuficiente para cubrir la deuda y mantener las necesidades básicas del hogar.

Su situación de insolvencia fue total: carecía de bienes inmuebles o vehículos, y sus cuentas bancarias presentaban saldos mínimos. La acumulación de deudas y el incremento de los intereses hicieron imposible cualquier intento de regularización voluntaria.